A pesar de las altas tasas de divorcio, muchas parejas logran mantener relaciones estables, funcionales y duraderas a pesar de los conflictos.
¿Qué diferencia a estas parejas de aquellas que terminan separándose? Diversos factores, tanto psicológicos como biológicos, juegan un papel crucial en la persistencia mantener un equilibrio en la relación. La influencia del sistema inmune y la salud psicológica de cada miembro de la pareja son elementos que también se ven afectados por las dinámicas de la relación, demostrando que una buena relación puede tener efectos positivos en la salud física (Johnson, 2004).
Para fomentar relaciones de pareja duraderas y estables, el trabajo terapéutico debe enfocarse en herramientas como la comunicación efectiva, el manejo de emociones y el respeto mutuo. A continuación, se presentan los 7 principios fundamentales que según Gottman (1999) son indispensables para cultivar una relación de pareja funcional:
Este principio enfatiza la importancia de conocer profundamente a la pareja: sus deseos, miedos, historia personal, y los aspectos significativos de su vida. El conocimiento mutuo debe ser reforzado con una comunicación efectiva que permita una verdadera comprensión de quién es el otro (Gottman, 1999).
El afecto mutuo es clave para minimizar el desprecio. Fomentar el cariño fortalece la relación, haciendo que los conflictos no amenacen su estabilidad. Es crucial que ambos miembros puedan ver lo positivo en el otro, aun cuando surjan diferencias (Hendrix & Hunt, 2009).
Es fundamental que ambas partes trabajen juntas para fortalecer el vínculo afectivo. Esto implica realizar acciones que aumenten la cercanía emocional, lo que ayuda a construir una «cuenta bancaria del amor», en la cual más puntos significan mayor capacidad para superar conflictos (Gottman, 1999).
Escuchar y comprender las necesidades e intereses del otro es esencial. Aceptar y satisfacer las necesidades de la pareja fortalece la relación y previene luchas de poder, donde una de las partes busca dominar o desvalorizar al otro (Hendrix & Hunt, 2009).
Algunas dificultades en la pareja son insuperables, pero muchos conflictos pueden resolverse. Es necesario aprender a abordar estos problemas de manera constructiva, expresando con claridad los malestares, escuchando sin juzgar, y buscando soluciones a través de la negociación (Gottman, 1999).
Cuando una pareja no puede resolver sus conflictos, se queda atrapada en un ciclo de discusiones recurrentes. Es imprescindible reconocer cuando un conflicto no tiene solución y, en su lugar, aceptar las imperfecciones y aprender a convivir con ellas (Gottman, 1999).
Una pareja debe construir una identidad propia, creando rituales y objetivos comunes que refuercen el vínculo, sin perder la individualidad. El trabajo en conjunto para definir metas y celebrar aniversarios fortalece el sentido de unidad en la relación (Johnson, 2004).
Existen 4 comportamientos destructivos que pueden dañar las relaciones de pareja y que deben evitarse a toda costa:
Actitud evasiva: La evasión ante los conflictos, ignorando al otro o retirándose emocionalmente, genera frustración y desconexión dentro de la relación.
La estabilidad y duración funcional en una relación de pareja depende de trabajar constantemente los principios que fomentan el respeto, la comprensión y el cariño. Además, se deben evitar los comportamientos destructivos que afectan la comunicación y la confianza. A lo largo del tiempo, una relación debe ser cuidada y fortalecida para que perdure y evolucione, enfrentando los desafíos para permanecer juntos.
Gottman, J. (1999). Los siete principios para hacer que el matrimonio funcione. Editorial Kairós.
Hendrix, H., & LaKelly Hunt, H. (2009). Ya te dije que te amo, ¿por qué sigues actuando así?. Editorial Kairós.
Johnson, S. (2004). Las emociones en la pareja: Cómo construir una relación más segura y profunda. Editorial Desclée De Brouwer.
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